Bob Dylan: “Tenía las mismas probabilidades de ganar el Premio Nobel como de estar en la luna”

La embajadora de EE UU en Suecia lee el discurso del músico, en el que este reconoce que con el galardón se ha sentido “en compañía muy rara”

Fernando Navarro
Madrid, El País
“Si alguien me hubiera dicho que tenía la menor posibilidad de ganar el premio Nobel, tendría que pensar que tenía las mismas probabilidades de estar en la Luna”. Con estas palabras, Bob Dylan, ausente ayer, sábado, en la ceremonia de entrega del premio Nobel de Literatura, en Estocolmo, ha agradecido la concesión del mayor reconocimiento de las letras universales, que por primera vez en su historia recayó en un músico.


“Lo siento, no puedo estar con vosotros en persona, pero por favor, sé que estoy definitivamente en espíritu y honrado de recibir un premio tan prestigioso. Ser galardonado con el Premio Nobel de Literatura es algo que nunca podría haber imaginado o visto venir”, ha asegurado en su discurso el músico estadounidense. Un discurso que, ante su ausencia, ha leído la embajadora de EE UU en Suecia, Azita Raji. En su texto, Dylan ha reconocido que le causa “una profunda impresión” verse junto a “gigantes de la literatura” como “Kipling, Shaw, Thomas Mann, Pearl Buck, Albert Camus, Hemingway”. Una impresión “más allá de las palabras” y que le causa sentirse “en compañía muy rara, por no decir menos”.

“No sé si estos hombres y mujeres alguna vez pensaron en el honor del Nobel por sí mismos, pero supongo que cualquiera que esté escribiendo un libro, un poema o una obra de teatro en cualquier parte del mundo podría albergar ese sueño secreto en su interior. Probablemente esté enterrado tan profundamente que ni siquiera saben que está allí”, ha dicho.

Inmerso desde finales de los años ochenta en lo que él llama su gira interminable, tocando todos los años por todas partes a medida que va publicando discos, Dylan ha explicado que “estaba en la carretera” cuando recibió la “sorprendente noticia”. “Me llevó más de unos minutos poder procesarla correctamente”. El cantante y compositor ha asegurado que, entonces, mientras medio planeta debatía si merecía o no este premio, le dio por pensar en Shakespeare. “Creo que se consideraba un dramaturgo. Sus palabras fueron escritas para el escenario. Con el significado de ser hablado, no leído. Cuando escribía Hamlet, estoy seguro de que estaba pensando en muchas cosas diferentes: ‘¿Quiénes son los actores adecuados para estos papeles? ¿Cómo debería hacerse esto? ¿Realmente quiero establecer esto en Dinamarca?’. Su visión y sus ambiciones creativas estaban sin duda en la vanguardia, pero también había asuntos más mundanos que consideraba y trataba. '¿Cómo será la financiación? ¿Hay suficientes asientos para el público? ¿Dónde voy a conseguir un cráneo humano?’. Apuesto a que lo más lejano de la mente de Shakespeare era la pregunta: ‘¿Es esto literatura?".

Aspiraciones

Después de más de medio siglo de carrera, y recibir otros premios prestigiosos fuera del ámbito musical como el Pulitzer o el Príncipe de Asturias de las Artes, Dylan ha reconocido en su discurso que sus “aspiraciones” por sus canciones nunca “fueron tan lejos”. “Pensé que podían ser escuchadas en cafés o bares, tal vez más tarde en lugares como el Carnegie Hall o el London Palladium. Si realmente me ponía a soñar mucho, tal vez podría imaginar llegar a hacer un disco y luego escuchar mis canciones en la radio. Eso era realmente el gran premio en mi cabeza. Hacer discos y oír mis canciones en la radio significaba que estaba llegando a una gran audiencia y que podría seguir haciendo lo que había planeado hacer”.

Después del misterio de si aceptaría o no el premio, Dylan, al que se le acusaba de irresponsable por tardar tanto tiempo en hablar sobre el Nobel, ha agradecido el galardón con las siguientes palabras: “Son mis canciones las que están en el centro vital de casi todo lo que hago. Parecían haber encontrado un lugar en la vida de muchas personas a través de muchas culturas diferentes. Estoy agradecido por eso. Pero hay una cosa que debo decir. Como intérprete he tocado para 50.000 personas y he tocado para 50. Y puedo decir que es más difícil tocar para 50 personas. 50.000 personas son una sola persona, no así con 50. Cada una de esas 50 tiene una identidad individual, separada, un mundo en sí mismas. Pueden percibir las cosas con mayor claridad. Su honestidad y cómo se relacionan con la profundidad de tu talento se juzga más severamente. El hecho de que el comité del Nobel sea tan pequeño no lo puedo obviar”.

Y, finalmente, con su particular ironía, el músico ha dejado que la respuesta a la mayor polémica que se recuerda por la concesión de un Nobel de Literatura la den otros, precisamente los mismos que se lo preguntan: “Pero, como Shakespeare, yo también estoy a menudo ocupado con la búsqueda de mis esfuerzos creativos y tratando todos aspectos de los asuntos mundanos de la vida. ¿Quiénes son los mejores músicos para estas canciones? ¿Estoy grabando en el estudio correcto? ¿Esta canción está en la clave correcta? Algunas cosas nunca cambian, incluso en 400 años. Ni una sola vez he tenido tiempo de preguntarme: ¿Son mis canciones la literatura? Por lo tanto, doy las gracias a la Academia sueca, tanto por tomarse el tiempo para considerar esa misma pregunta, y, en última instancia, por proporcionar una respuesta tan maravillosa. Mis mejores deseos para todos”.

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