THUNDER 95 - JAZZ 102 (1-1) / ¡Serie empatada! Mitchell (28) y Ricky (22+7+9) asaltan OKC

El rookie, inmenso, apareció para poner fin a un parcial de 19-0 de los Thunder. Junto a un Ricky enorme, recuperaron el factor cancha para los Jazz.

Manuel de la Torre Sanz
As
Después de la derrota en el primer partido, los Jazz no se amilanaron y consiguieron una muy merecida victoria en Oklahoma City (102-95) que pone el 1-1 en la eliminatoria y otorga el factor cancha a los de Salt Lake City. Para pasar a la segunda ronda, y tras la derrota en Portland en la última jornada de la liga regular, necesitaban ganar al menos un partido en la pista de los Thunder, algo que no sucedía desde el día de Halloween de 2010. Fin a una racha de 14 derrotas consecutivas. Objetivo cumplido gracias a Ricky Rubio y, sobre todo, a Donovan Mitchell.


El rookie, duda para en la víspera por una lesión en el pie, firmó unos últimos 13 minutos soberbios. Cuando más se le necesitaba apareció para dar oxígeno a su equipo y acabar con un parcial de 19-0 favorable a los Thunder que casi tira por la borda todo el gran trabajo anterior de los pupilos de Quin Snyder (qué pedazo de entrenador). A pesar de su 0/7 en triples, acabó con 28 puntos en su cuenta y bailando a sus distintos parres (Westbrook, Paul George, Carmelo, Brewer...) con una confianza y clase pocas veces vistas en un novato. Con los 27 del Game 1, acumula 55 en sus dos primeros encuentros en la postemporada. El mejor dato en la historia de la NBA en una base-escolta (guard) debutante. Ni Michael Jordan (53 tantos en 1985) consiguió más. De locos.

La pareja interior de Utah (33 puntos y 31 rebotes sumaron entre un buen Rudy Gobert y un fantástico Derrick Favors) contrarrestaba el empuje del Big Three local en un primer cuarto igualado con excepción del 0-9 de salida de los visitantes. Primer aviso de sus intenciones. El segundo llegó llegó en un segundo acto en el que la energía de Jonas Jerebko (10 tantos para el sueco) y la dirección de un Ricky espectacular dieron un nuevo impulso a los visitantes. 46-53 al descanso con el base en proyección de triple-doble en el segundo partido de su carrera en playoffs: 12 puntos, 5 rebotes y 6 asistencias que acabarían transformándose en 22, 7 y 9 con una serie de 5/8 en triples (6/16 en tiros de campo). Dijo que quizá abusó demasiado del lanzamiento en el primer envite, pero ante la excesiva atención que atraía un Mitchell muy bien frenado durante gran parte del duelo, el español no se arrugó y castigó desde la línea de tres puntos los metros que le daban. Por la seguridad que transmite, su trabajo atrás y cómo movió al equipo, partidazo el suyo. Sus compañeros le necesitan, él lo sabe y se siente importante. A sus 27 años y en su primer año en Utah se ha convertido en un líder al que da gusto ver.

Cuando mejor estaban los Jazz (el propio Ricky tuvo un tiro frontal para poner el +12 mediado el tercer periodo), apareció el talento de OKC. Apretaron atrás, asfixiaron la circulación del rival y cerraron todas las vías de acceso al aro. Lo que se tradujo en metros para correr y transiciones en el aro contrario. Ahí es cuando estos Thunder son más peligrosos. Con los mejores minutos de Westbrook (19+9+13, 4 robos y un 7/19 en tiros) y George (18 y 6/21), se pasó del 58-67 al 77-67 a 60 segundos del acto definitivo. Alguien tenía que dar un paso al frente en Utah. Ese fue Mitchell.

Hasta ese 19-0, el escolta no había encontrado su sitio en la cancha. Apenas sumaba 8 tantos. Lo que no impidió que tirara del carro atacando el aro con agresividad para sumar a través bandejas, floaters o desde el tiro libre. Gracias a su clase, decisión y talento, llovía menos (79-74) a falta de los 12 últimos minutos. Llegada la hora de la verdad, el número 13 del pasado draft (no lo olvidemos, los Jazz han encontrado un jugador franquicia en el puesto 13 del draft) había cogido ya impulso. Cada vez que encaraba la canasta, pasan cosas buenas para Utah. Junto a Ricky, quien clavó otro par de triples, y un Rudy Gobert que consiguió sacar a Adams del encuentro por personales, los Jazz rubricaron el empate: 1-1.

Tenían las cosas claras en ataque y, más aún en defensa. Ejecutaron a la perfección el plan de Snyder. Aislaron al trío de estrellas local: 0/14 en tiros y sólo 2 puntos entre Westbrook, George y Carmelo en el último periodo. Con Adams, el único que de verdad hacía pupa, eliminado sólo anotaban Felton y Grant. Lo que en Utah deseaban y buscaban. Justo triunfo de los Jazz de Mitchell y Rubio. La serie se pone preciosa. Próximo capítulo, el sábado (4 de la madrugada del domingo en España) en Salt Lake City.

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